La crítica y el debate son fundamentales para la construcción del conocimiento y la toma de decisiones. Los antiguos griegos en este sentido, han dejado un enorme legado. Ante la “cultura de la normalidad”, donde la intolerancia, la incapacidad y la ingobernabilidad han sustituido los valores como la solidaridad, el apoyo mutuo y la congruencia, la tolerancia, la capacidad y la gobernabilidad, es importante reivindicar una revolución basada en la crítica. Sobre todo, frente a los retos impostergables como los procesos electorales de 2010 y 2012. Aunque exista una negación parcial de la presencia de la crítica en política, no quiere decir, en lo absoluto que se encuentre excluida de ella. Para ejemplificarlo, debemos considerar los procesos a la que nuestra joven democracia ha sido sometida. Veamos por ejemplo; en el presente 2009, el Partido Acción Nacional (PAN) acaba de cumplir 70 años. En medio de esta celebración, justo se encuentran a la mitad del segundo sexenio al frente del gob
Consultor en Turismo Sostenible y Desarrollo Local. Premio Nacional de la Juventud Indígena en Medio Ambiente 2008. Trabajando con la gente para un futuro sustentable con justicia, generando mejores políticas públicas.