A más de un mes de haberse llevado a cabo la reunión de Copenhague sobre cambio climático, el terremoto que devastó Haití es una lectura más de alerta mundial sobre los efectos de los cambios radicales que sufre el planeta. Las dimensiones del desastre en el país caribeño son cuantiosas; materialmente el daño es incalculable, la inseguridad pública ha producido problemas sociales que llevan a la lucha por la comida y el agua sin que el gobierno haitiano intervenga, claro, pues también el sistema de gobierno ha desaparecido momentáneamente. En términos ambientales y económicos, el mensaje de alerta se emite a nivel mundial, principalmente en zonas sísmicas como Michoacán, Guerrero, Oaxaca y el centro de México. Es, además, un ejemplo claro y prueba fehaciente para aprender de nuestro errores, principalmente quienes en carne propia han vivido esta terrible experiencia. Para quienes hemos visto la tragedia a través de los diferentes medios de comunicación e información, es quizás, un mens
Consultor en Turismo Sostenible y Desarrollo Local. Premio Nacional de la Juventud Indígena en Medio Ambiente 2008. Trabajando con la gente para un futuro sustentable con justicia, generando mejores políticas públicas.