Apenas tiene 8 años que los mexicanos vivimos una transición presidencial después de casi 70 años de monopartidismo. Pero tiene sólo 2 años que la continuidad de esta fase, la cual prometía mucho en su principio, no pudo comprobar plenamente su aceptación entre una gran mayoría de mexicanos que incluso aceptaron probar la idea de un nuevo comienzo, aunque no hayan votado por el PAN en el 2000.
Pese a que existen dudas y pruebas de varias irregularidades en el proceso electoral de 2006, el IFE finalizó después de un largo y oscuro proceso de conteo, la continuidad de ese proyecto de nación iniciado en el 2000. La continuidad del gobierno del PAN luego anunció recargar el gasto público a sectores en desventaja, los programas sociales no tardaron en reinventarse sobre todo el del empleo y las guarderías infantiles a madres trabajadoras. Asimismo, otras estrategias económicas como la atracción de inversiones extranjeras así como la promesa de una reforma migratoria se convirtieron en prioridad nacional.
Como pudo verse en campaña, lo más importante para Felipe Calderón fue prometer una serie de mecanismos para fomentar y cuidar el empleo, tanto que las miradas perplejas y los ánimos caídos de muchos mexicanos vieron la luz con tan prometedor anuncio. Así, nuestro presidente se convirtió en el mandatario del empleo equiparable a un agente laboral o líder sindical cual misión es negociar carteras para sus agremiados.
La gran desilusión no tardó tanto, a finales de 2008 el socio más importante de México entró en una profunda recesión económica que afecta a varios países en vías de desarrollo, entre ellos México. Al iniciar la crisis, varias empresas recortaron personal y por si fuera poco, la devaluación del peso ha venido de mal en peor. La canasta básica ni se diga, los altos precios han sucumbido a las familias de clase baja y media baja, ¿será ésta una prueba de no atender el changarro, tal como lo dijo Fox hace unos días? o ¿será una prueba más de que lo verdadero importante es el bolsillo de la clase política?
Mientras tanto, el fomento de actividades económicas prioritarias como el turismo, el campo, el petróleo, etc., no han podido sobresalir a pesar de los programas de financiamiento. El turismo es uno de los sectores de mayor oportunidad por la diversidad de flora, fauna y cultura, pero es evidente la falta de atención en carreteras, señalamientos, etc. Esta por demás mencionar la explotación arbitraria de los recursos naturales con altos costos ecológicos para obras de infraestructura, los bosques se siguen talando para implementar la ganadería que es una actividad devastadora, la reforma petrolera fue sólo un escándalo que reacomodó y repartió privilegios, sin embargó no tocó el asunto del sindicato. En fin, al parecer no hay sector prioritario pero los retos son cuantiosos.
Por un lado la crisis económica finalmente fue aceptada por el gobierno, primero que sería sólo un catarro y ahora resulta ser una tormentosa pulmonía. La inseguridad pública que se vivía sólo en el norte del país alcanzó a entidades como Yucatán, el cual estaba catalogado como uno de los más seguros. La pregunta ante tantos desafíos es ¿ahora cuál es la prioridad señor presidente?
Comentarios
Publicar un comentario