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Parte III: Huatulco, su evolución a la sustentabilidad

En esta evolución, hemos sido testigos de la pretensión premeditada de insertarse un mercado diferente, que pretende hacer de Huatulco un destino diferente, con valor agregado. Dos son las líneas estratégicas;
a) consolidarlo como un destino de turismo nacional en atención al sustento de las estadísticas que esta vez no fueron ignoradas, mismas que a la vista de todos los huatulqueños señalan claramente la importancia superior del turismo nacional sobre el extranjero,
b) como la mayoría de los destinos planificados por FONATUR, fueron y han sido creadas para el mercado internacional de Sol y Playa, no desistieron de ello, por su parte modificaron la estrategia; crear un corredor turístico como ya había sucedido con la Rivera Maya y Cancún, la Escalera Náutica y Los Cabos y Loreto, de igual forma Ixtapa y Acapulco.

A diferencia de estos ejemplos, Huatulco tendría que ser único por sus múltiples complejidades políticas, económicas y sociales; sí, sería un destino “sustentable” y por ende, el desafío muy enorme. Primero, en 2004 FONATUR realizó el estudio de factibilidad para el corredor turístico Huatulco-Lagunas de Chacahua, el cual en 2005 finalizó y entre las principales acciones inmediatas serían, construir autopistas desde la ciudad de Oaxaca, ampliación de la carretera costera, proyectos de turismo alternativo, incrementar los vuelos desde los principales estados; Distrito Federal, Estado de México y Monterrey.

Sin embargo, como habría que proyectar la imagen “verde” al mundo, el gobierno federal de manera anticipada preparó el escenario. La declaratoria en 1998 de un Área Natural Protegida en cierta porción de tierras aún no desarrolladas, para realizar turismo de bajo impacto, ya tenía ese fin. Aunque es innegable la riqueza biológica de lo que ahora se conoce como Parque Nacional Huatulco, es evidente su doble propósito, constituirse como blindaje para evitar la restitución de tierras a los comuneros, a falta del desarrollo prometido en algunas partes del polígono expropiado. De paso, recalcaron que las comunidades son destructores de entorno ecológico e incapaces de desarrollar actividades disociadas a la Tumba, Roza y Quema.

Pero, afianzar la entrada al mercado verde, Huatulco necesitaba lograr una certificación internacional, el cual ya ostenta actualmente, uno llamado Green Globe 21. Desde haber logrado esta distinción, en el marco del renacimiento se han sumado más esfuerzos pero no por convencimiento, sino, por padecer durante años un estancamiento de sus inversiones.

Sin embargo, las clausuras de obras, entre ellas una de FONATUR, realizadas por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) entre Diciembre del 2008 y Febrero del presente año, han evidenciado varias irregularidades observadas desde tiempo atrás, sobre todo en materia de impacto ambiental.

Con estas acciones, por un lado se deja entrever la escasa importancia y valor que se le da a una certificación internacional en materia de turismo sustentable, por la otra, el relanzamiento “recargado” no está del todo claro y se demuestra con falta de sinergia entre las diferentes instituciones. Es pues, Huatulco la cuna que arrulla la no sustentabilidad, al incumplimiento de la normatividad ambiental de manera clara, visible, tangible, que se siente, más cuando derriban arboles de un ecosistema único. Pero también, es un punto donde aún se tiene la oportunidad de ser sustentable, el lugar único en Latinoamérica que se dice ser, donde se logre un reencuentro entre el arte, la vida, el ocio y la naturaleza.

Pese a que existe una amplia aceptación de lo sustentable, no se observan acciones coherentes para hacerla operativa. Otro ejemplo del alto costo ecológico del relanzamiento, es la integración de Huatulco en el circuito de cruceros. Estos hoteles flotantes de gran calado, desplazan sedimentos hacia la playa La Entrega, rellenan los bancos de coral y poco a poco su destino es la extinción. En el mejor de los casos, podemos suponer que esta situación es desconocida, pero si se está ignorando, esa indiferencia de las autoridades asociada a la inquietud de traer cada año más cruceros, es una factura en blanco que la naturaleza cobrará no a los turistas, sino, a los huatulqueños y a los oaxaqueños.

En materia social, la especulación de tierras ofrecidas por FONATUR al municipio también habla de los intereses económicos. La venta cuestionable de Lotes para viviendas de asistencia social, los asentamientos irregulares, la falta de servicios urbanos en los mismos, constituyen cinturones de pobreza que contrastan con lujosos hoteles de Tangolunda y las inversiones elevadas destinadas recientemente a Maguey, Cacaluta, etc.

La desigualdad con que Huatulco pretende relanzarse, aunado a los fehacientes antecedentes de falta de voluntad política de los tres niveles de gobierno, escasa seriedad por hacer de éste destino un sitio diferente, harán que el ya “prostituido” termino relanzamiento o renacimiento se quede inerte y para quienes gustan de soñar, seguirán dormidos mientras esto sucede.

Para muchos inversionistas y lugareños, incrementar los cruceros, los vuelos, disminuir el tiempo de llegada a través de una autopista, garantizan un relanzamiento exitoso. Eso es cierto, pero en esa visión solo observan los beneficios económicos y dejan de lado, las implicaciones sociales, ambientales y culturales.

No olvidemos que aún las playas de Huatulco son consideradas las mejores del pacífico y, sus alrededores se encuentran vírgenes o en su caso, rescatables. No hay necesidad de recorrer el mismo camino de Cancún (el mejor caso para ejemplificar la degradación social, cultural y ambiental producto del turismo), por el contrario, hay que alejarse de esa idea, y a tiempo estamos. De lo contrario, en unos años pocos turistas recordarán Huatulco.

Para lograr un renacimiento integral e incluyente, se necesita más que tomarse la foto, es necesario dedicar tiempo, esfuerzo, se requiere más que voluntad. Para dar respuesta a tantos años de espera, se requiere trabajar con responsabilidad entre la sociedad civil y gobierno, aunque sea vista como pérdida de tiempo, al menos hay que intentarlo.

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