El año 2009 –dicen muchos- fue de dificultades. De ello no queda duda, de entrada la crisis económica al iniciar el año que se anunció como un catarrito y resultó en neumonía. Luego la aparición de la influenza AH1N1 la cual produjo de tajo la caída en los ingresos por turismo y por si fuera poco, la caída en el envío de remesas provenientes de EE. UU. Para finalizar la caída en los precios del petróleo que redujeron las expectativas en la ley de ingresos, misma que obligó la aprobación de los nuevos impuestos e incrementos.
La mezcolanza y el efecto entre todo lo anterior en la sociedad mexicana fue evidente. Los ingresos disminuyeron, pérdida de empleos y por ende la reducción del gasto por consumo de productos y servicios. Es decir un desequilibrio económico que aún no encuentra su puerta de salida.
Enmarcado en un año difícil, el 2010 se presenta con serios retos, sobre todo por el incremento de los impuestos en productos básicos y servicios. En Oaxaca como en el resto del país, el alza en los impuestos a pocos ha tomado prevenidos, por el contrario, cada familia irá dándose cuenta gradualmente con sus compras y el pago de servicios varios.
Frente al proceso electoral de 2010, los gravámenes sin duda serán materia prima para ganar y perder adeptos durante las campañas, según sea manejado el tema.
Cierto es que, un incremento, el más pequeño que sea es una medida impopular y por ende, tendrá sus efectos colaterales. No obstante, el manejo de las cuentas pública a cargo del PAN no los deja en buen plano. Pese a que Calderón ha culpado a la mayoría priista, lo cierto es que la ley de ingresos no se aprobó tal como fue enviado por el ejecutivo federal, al contrario se redujo, lo que causó molestia en el PAN.
Los nuevos incrementos en los impuestos atentan contra la clase trabajadora, otros incrementos como el nuevo “gasolinazo” sólo representa la falta de cumplimiento de Calderón a su palabra empeñada, es decir, el precio congelado de los combustibles en 2009 no se respetó.
Con estas y otras medidas, el PAN aún piensa que saldrá avante en las elecciones que vienen. Sólo falta que la sociedad mexicana crea que las medidas son en beneficio del país. Muchos economistas han coincidido que es una medida imprudente. Lo que requiere nuestro país es una buena reforma hacendaria no mayor fiscalización, es decir, que el cobro de impuestos realmente alcance a todos los sectores según sus ingresos y sus actividades y que, dejen de exentar a grandes empresarios que “redondean” sus fortunas con falsas actividades de asistencia social y corrupción que el PAN no sólo ha respaldado, sino, ha mejorado.
Sin duda, los impuestos impactarán en el número de votantes en las urnas. Sólo falta que después traten de buscar el hilo negro del descontento de la sociedad hacia la clase política y los gobiernos de “alternancia”.
La mezcolanza y el efecto entre todo lo anterior en la sociedad mexicana fue evidente. Los ingresos disminuyeron, pérdida de empleos y por ende la reducción del gasto por consumo de productos y servicios. Es decir un desequilibrio económico que aún no encuentra su puerta de salida.
Enmarcado en un año difícil, el 2010 se presenta con serios retos, sobre todo por el incremento de los impuestos en productos básicos y servicios. En Oaxaca como en el resto del país, el alza en los impuestos a pocos ha tomado prevenidos, por el contrario, cada familia irá dándose cuenta gradualmente con sus compras y el pago de servicios varios.
Frente al proceso electoral de 2010, los gravámenes sin duda serán materia prima para ganar y perder adeptos durante las campañas, según sea manejado el tema.
Cierto es que, un incremento, el más pequeño que sea es una medida impopular y por ende, tendrá sus efectos colaterales. No obstante, el manejo de las cuentas pública a cargo del PAN no los deja en buen plano. Pese a que Calderón ha culpado a la mayoría priista, lo cierto es que la ley de ingresos no se aprobó tal como fue enviado por el ejecutivo federal, al contrario se redujo, lo que causó molestia en el PAN.
Los nuevos incrementos en los impuestos atentan contra la clase trabajadora, otros incrementos como el nuevo “gasolinazo” sólo representa la falta de cumplimiento de Calderón a su palabra empeñada, es decir, el precio congelado de los combustibles en 2009 no se respetó.
Con estas y otras medidas, el PAN aún piensa que saldrá avante en las elecciones que vienen. Sólo falta que la sociedad mexicana crea que las medidas son en beneficio del país. Muchos economistas han coincidido que es una medida imprudente. Lo que requiere nuestro país es una buena reforma hacendaria no mayor fiscalización, es decir, que el cobro de impuestos realmente alcance a todos los sectores según sus ingresos y sus actividades y que, dejen de exentar a grandes empresarios que “redondean” sus fortunas con falsas actividades de asistencia social y corrupción que el PAN no sólo ha respaldado, sino, ha mejorado.
Sin duda, los impuestos impactarán en el número de votantes en las urnas. Sólo falta que después traten de buscar el hilo negro del descontento de la sociedad hacia la clase política y los gobiernos de “alternancia”.
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