La celebración de que en Oaxaca un bloque compuesto por partidos políticos opuestos al PRI, se coaligarían para el proceso apara elegir gobernador de este año, ha quedado en festejo fallido. Y es que en días recientes el anuncio hecho tanto por el PANAL como PT de ir junto con la “coalición por la Paz y el Progreso de Oaxaca” fue disuelto.
Como muchos lo anticiparon, si es ideológicamente contradictorio sostener que es posible una alianza entre la izquierda radical y la derecha conservadora, menos es posible visualizar un proyecto de gobierno entre ellos.
Pese a ello, los dirigentes nacionales de los partidos contrarios al PRI manifestaron su interés en derrocar al partido hegemónico en Oaxaca. Sin embargo, el juego político entre los partidos opositores al poner sobre la mesa su capital político, evidenció que se trata sólo de pragmatismo político, una más de aquel 2004.
La alta cátedra de pragmatismo político se consolidó cuando el PAN dio el madruguete –a sus propios militantes y legítimos aspirantes- al avalar la candidatura de Gabino Cué para encabezar la alianza. Éste hecho, tomado como una conclusión premeditada e imprudencia política, generó descontentos en el PANAL que de inmediato se pronunció en contra.
No es para menos, si de construir una alianza más allá de lo político, es decir, pensando en lo ciudadano se trata, es inadmisible un madruguete de este tipo. La decisión del PANAL de retirarse de la alianza se sustenta en que es antidemocrática la imposición de Gabino por parte del PAN. Y lo es, una alianza de la naturaleza que según los opositores requiere Oaxaca, no debe ser sólo entre partidos políticos opuestos al régimen, sino, con la ciudadanía que día a día hace de Oaxaca un lugar de oportunidades para todos.
Tal parece que la esperanza de algunos líderes por querer gobernar Oaxaca, fue cegada por su imprudencia y arrogancia. Por ello, no es extraño ver a líderes morales como el pintor juchiteco Francisco Toledo, declarar que todos los partidos son un “teatro”.
Lo dicho por este personaje refleja que los intereses políticos de los líderes opositores han dejado de lado la participación amplia que podría tener la ciudadanía. Por cierto, en este sentido no se ha visto una apertura de los aliancistas hacia la verdadera ciudadanía, aunque sí en su discurso triunfalista ¿a caso no es una más de pragmatismo político?
Como muchos lo anticiparon, si es ideológicamente contradictorio sostener que es posible una alianza entre la izquierda radical y la derecha conservadora, menos es posible visualizar un proyecto de gobierno entre ellos.
Pese a ello, los dirigentes nacionales de los partidos contrarios al PRI manifestaron su interés en derrocar al partido hegemónico en Oaxaca. Sin embargo, el juego político entre los partidos opositores al poner sobre la mesa su capital político, evidenció que se trata sólo de pragmatismo político, una más de aquel 2004.
La alta cátedra de pragmatismo político se consolidó cuando el PAN dio el madruguete –a sus propios militantes y legítimos aspirantes- al avalar la candidatura de Gabino Cué para encabezar la alianza. Éste hecho, tomado como una conclusión premeditada e imprudencia política, generó descontentos en el PANAL que de inmediato se pronunció en contra.
No es para menos, si de construir una alianza más allá de lo político, es decir, pensando en lo ciudadano se trata, es inadmisible un madruguete de este tipo. La decisión del PANAL de retirarse de la alianza se sustenta en que es antidemocrática la imposición de Gabino por parte del PAN. Y lo es, una alianza de la naturaleza que según los opositores requiere Oaxaca, no debe ser sólo entre partidos políticos opuestos al régimen, sino, con la ciudadanía que día a día hace de Oaxaca un lugar de oportunidades para todos.
Tal parece que la esperanza de algunos líderes por querer gobernar Oaxaca, fue cegada por su imprudencia y arrogancia. Por ello, no es extraño ver a líderes morales como el pintor juchiteco Francisco Toledo, declarar que todos los partidos son un “teatro”.
Lo dicho por este personaje refleja que los intereses políticos de los líderes opositores han dejado de lado la participación amplia que podría tener la ciudadanía. Por cierto, en este sentido no se ha visto una apertura de los aliancistas hacia la verdadera ciudadanía, aunque sí en su discurso triunfalista ¿a caso no es una más de pragmatismo político?
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