Un par de horas después del cierre de casillas el pasado domingo histórico 4 de Julio en Oaxaca, los partidos opositores al PRI –pero sobre todo los dirigentes y operadores políticos- se llenaron de júbilo al saber que los resultados les empezaban a dar ventaja en los sondeos de salida y con los resultados de las primeras casillas computadas. No obstante, a casi un mes de las elecciones, debemos mirar nuestra dolorosa realidad y dejar los festejos para meditar en lo que sigue y no sacar conclusiones premeditadas que siempre conducen a errores futuros.
En una clara muestra, durante la jornada electoral un mensaje le fue enviado a la clase política; el poder ciudadano radica en el voto y en algo tan valioso como la credencial para votar tal como lo señaló una vez Poniatoswka al nombrarlo como el arma del ciudadano-elector.
Cargados de rechazo al despilfarro de recursos, de reclamos de justicia y la evidente vigencia de la idea de un cambio en un estado tan azotado, los misiles electorales finalmente dieron muerte a la hegemonía del PRI.
El llamado a las urnas desde las primeras horas del domingo mortal, fue sin duda la gran lección también para los partidos opositores pues lo que al proselitismo se refiere, algunos candidatos a presidentes municipales y diputados locales no le invirtieron casi nada, quienes por cierto se sorprendieron cuando las cuentas rebasaban sus pronósticos al final de la jornada. A esto último nos referimos cuando señalamos no sacar conclusiones premeditadas.
La idea firme de que se le ganó al PRI y que el pueblo de Oaxaca dio una muestra de democracia participativa, se ha ido diluyendo porque cada quien reclama su cuota en el próximo gobierno estatal. Lo que Oaxaca demanda no ha sido sólo la alternancia, no le basta con el triunfo de dos partidos opositores así mismos luchando contra su enemigo más grande, no basta con acabar con la hegemonía del PRI.
Al pueblo de Oaxaca le preocupa si serán cumplidas sus expectativas generadas porque la oportunidad de tener un nuevo gobierno se la debemos a los oaxaqueños que siempre renunciaron a su derecho de usar su arma electoral. La muestra de que pudimos traspasar la delgada línea de la transición se presentó en este 2010 que por demás esta decir es emblemático y fue más allá del voto duro que poden decir que tiene tanto el PRD y el PAN.
Aunque hay mucho optimismo, no se debe nadie apartar de que se trata de una nueva etapa llena de retos, no sólo porque el nuevo gobierno de alternancia deberá buscar la manera de pagar las cuotas de apoyo a los principales partidos opositores; PAN y PRD, por cierto que a ninguno de estos pertenece Gabino Cué, sino, porque en realidad la sociedad reclama más que la alternancia y la transición.
En política y en la vida diaria los favores se pagan y los acuerdos se cumplen, ¿podrá Gabino pagar y cumplir con el PAN y con el PRD?, la manera en que Gabino deberá corresponder a sus ayudantes es aún difícil de concebir toda vez que en 2012 deberá definirse con alguno de ellos.
Es por lo tanto tras Ochenta años de gobiernos priistas, el triunfo de la oposición –hasta 2010- debe tener lecturas más avanzadas; aquí algunas en las que seguramente coincidirán uno que otro lector:
a) Ni el PRD mucho menos el PAN pueden adjudicarse un triunfo que le corresponde a los ciudadanos, toda vez que el número de votantes fue rebasada en comparación de elecciones anteriores quienes finalmente decidieron con un partido opositor sin tener que decir que representan un militante o simpatizante.
b) Ante la enorme concurrencia de votantes, la oposición debe entender que fue la causa la que les dio el triunfo y no las personas.
c) Ante la sumatoria de los votos de oposición y la adhesión de los votos que decidieron por fin salir, el discurso del cambio es rentable, habrá que ver si es factible ante los procesos que vienen en 2011 y 2012.
d) El nuevo gobierno tiene el compromiso de hacer cumplir su palabra, deberá de apartarse en alguna medida de su equipo de campaña para integrar un equipo de gobierno, pues como dijo un notable político, no todo aquel que sabe hacer una campaña, sabe gobernar, porque no se debe gobernar sólo para unos, sino, se gobierna para todos.
En una clara muestra, durante la jornada electoral un mensaje le fue enviado a la clase política; el poder ciudadano radica en el voto y en algo tan valioso como la credencial para votar tal como lo señaló una vez Poniatoswka al nombrarlo como el arma del ciudadano-elector.
Cargados de rechazo al despilfarro de recursos, de reclamos de justicia y la evidente vigencia de la idea de un cambio en un estado tan azotado, los misiles electorales finalmente dieron muerte a la hegemonía del PRI.
El llamado a las urnas desde las primeras horas del domingo mortal, fue sin duda la gran lección también para los partidos opositores pues lo que al proselitismo se refiere, algunos candidatos a presidentes municipales y diputados locales no le invirtieron casi nada, quienes por cierto se sorprendieron cuando las cuentas rebasaban sus pronósticos al final de la jornada. A esto último nos referimos cuando señalamos no sacar conclusiones premeditadas.
La idea firme de que se le ganó al PRI y que el pueblo de Oaxaca dio una muestra de democracia participativa, se ha ido diluyendo porque cada quien reclama su cuota en el próximo gobierno estatal. Lo que Oaxaca demanda no ha sido sólo la alternancia, no le basta con el triunfo de dos partidos opositores así mismos luchando contra su enemigo más grande, no basta con acabar con la hegemonía del PRI.
Al pueblo de Oaxaca le preocupa si serán cumplidas sus expectativas generadas porque la oportunidad de tener un nuevo gobierno se la debemos a los oaxaqueños que siempre renunciaron a su derecho de usar su arma electoral. La muestra de que pudimos traspasar la delgada línea de la transición se presentó en este 2010 que por demás esta decir es emblemático y fue más allá del voto duro que poden decir que tiene tanto el PRD y el PAN.
Aunque hay mucho optimismo, no se debe nadie apartar de que se trata de una nueva etapa llena de retos, no sólo porque el nuevo gobierno de alternancia deberá buscar la manera de pagar las cuotas de apoyo a los principales partidos opositores; PAN y PRD, por cierto que a ninguno de estos pertenece Gabino Cué, sino, porque en realidad la sociedad reclama más que la alternancia y la transición.
En política y en la vida diaria los favores se pagan y los acuerdos se cumplen, ¿podrá Gabino pagar y cumplir con el PAN y con el PRD?, la manera en que Gabino deberá corresponder a sus ayudantes es aún difícil de concebir toda vez que en 2012 deberá definirse con alguno de ellos.
Es por lo tanto tras Ochenta años de gobiernos priistas, el triunfo de la oposición –hasta 2010- debe tener lecturas más avanzadas; aquí algunas en las que seguramente coincidirán uno que otro lector:
a) Ni el PRD mucho menos el PAN pueden adjudicarse un triunfo que le corresponde a los ciudadanos, toda vez que el número de votantes fue rebasada en comparación de elecciones anteriores quienes finalmente decidieron con un partido opositor sin tener que decir que representan un militante o simpatizante.
b) Ante la enorme concurrencia de votantes, la oposición debe entender que fue la causa la que les dio el triunfo y no las personas.
c) Ante la sumatoria de los votos de oposición y la adhesión de los votos que decidieron por fin salir, el discurso del cambio es rentable, habrá que ver si es factible ante los procesos que vienen en 2011 y 2012.
d) El nuevo gobierno tiene el compromiso de hacer cumplir su palabra, deberá de apartarse en alguna medida de su equipo de campaña para integrar un equipo de gobierno, pues como dijo un notable político, no todo aquel que sabe hacer una campaña, sabe gobernar, porque no se debe gobernar sólo para unos, sino, se gobierna para todos.
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