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Planeación participativa en el esquema del ejercicio municipal

Después de trabajar tres años formalmente en organizaciones sociales y, de casi dos años trabajando de manera independiente en las comunidades de Oaxaca, fui invitado a participar en una región por demás significativa de la sierra sur, Loxicha.
La colaboración realizada a la fecha en el municipio más importante de esta región ha sido muy significativa por los aprendizajes sobre la administración pública municipal. Contrastado con el esquema de planeación participativa asociado al quehacer de muchas organizaciones sociales, la planeación para una administración municipal suele tener sus limitantes que muy pocos fuera de ella entienden.
Mientras que en las organizaciones sociales de un proceso importan los resultados y las formas sin importar el tiempo, en un ejercicio municipal el punto de partida y el marco de acción son las normas jurídicas, es decir, se tiene que cumplir en tiempo y forma la administración; llámese realización de obras, aplicación de recursos y comprobación de éstos de acuerdo a las leyes en la materia.
La ausencia de una planeación general o Plan Maestro (PM) para los municipios, a menudo complica la realización de obras de relevancia municipal. Lo anterior genera que existan planes de desarrollo “fantasmas” y comprobaciones fiscales que sólo cumplen un trámite administrativo; se acentúa cuando los integrantes del cabildo desconocen las generalidades del municipio.
No obstante, para dar cumplimiento a los artículos 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 113 de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Oaxaca, 46 y 48 de la Ley Municipal para el Estado de Oaxaca, los municipios al iniciarse una administración deben elaborar su Plan Municipal de Desarrollo Sustentable (PMDS), el cual tiene como finalidad establecer los objetivos, las estrategias y prioridades que durante tres años de gobierno.
Contar con un verdadero PMDS o PM, requiere invertir tiempo, esfuerzo y desde luego mucha voluntad de los distintos niveles de gobierno así como la disposición de la sociedad civil. A nivel municipal, conjuntar estos esfuerzos legitimaría un gobierno porque se trata de un pacto entre la sociedad y gobierno.
Desafortunadamente aunque en el discurso se da enuncia como prioridad, en la práctica no se cumple con la planeación participativa para concretar el PMDS. Existen varias razones; las autoridades no saben cómo hacerlo, los técnicos que se contratan no tienen experiencia y, muchas veces los tiempos rebasan toda voluntad y se termina por consensar un plan discutido a medias porque se debe realizar antes de iniciar la administración municipal.
Frente al reto de encauzar un gobierno transformador, en Oaxaca debe existir la voluntad de “planear”, de anticiparse a los resultados deseables con una idea clara y objetiva; sobre todo al interior de los municipios que son la base de nuestro sistema político. A muchos nos queda claro que hay gente capaz en Oaxaca que puede orientar estos procesos, sin tener que llegar a “importar” cerebros.
También si el nuevo gobierno verdaderamente visiona un Oaxaca diferente, junto con el gobierno que se va debe poner en la agenda destinar fondos para una planeación exhaustiva desde ahora. Si bien es cierto, se están realizando foros regionales para construir el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016, debemos pensar global pero actuar en lo local, es decir, en los proyectos estratégicos en los municipios.
Aunque cueste adaptarse a este nuevo modelo de planeación, es la única manera de garantizar la paz entre los actores gobierno-sociedad. Finalmente, habrán muchos expertos y asesores pero, debemos admitir que los procesos no se importan, se construyen desde esa realidad y sólo conociéndola, se objetivizan resultados.

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